Nayab Gill tenía sólo 13 años cuando su empleador musulmán la sacó de su casa en Gujranwala, Pakistán. Saddam Hayat, su secuestrador, la obligó a convertirse al Islam y casarse con él tras engañarla con una oferta de trabajo. Ahora, Nayab comparte su historia, revelando los horrores que enfrentan docenas de niñas cristianas menores de edad en Pakistán cada año.

En este sentido, el día de su secuestro, Saddam la tomó y la obligó a renunciar a su fe cristiana y firmar una hoja en blanco. Nayab dice que, poco después de ser rehén, Saddam la amenazó con un arma y le dijo que si no cedía a su voluntad, la mataría a ella y a su padre. Al tercer día de su cautiverio, Saddam le informó que su padre había presentado un caso contra él.

Según The Christian Post, Saddam dijo que comparecería ante un juez y que si no testificaba se había convertido al Islam. y si se casaba con él voluntariamente, él la mataría a ella y a su familia. Nayab grabó una declaración judicial en nombre de su secuestrador. Obtuvo la custodia de ella como su esposa legal.

Confiando en Cristo

“Saddam luego me llevó a su casa y me encerró en una habitación del segundo piso. Durante mis dos años en cautiverio, me agredió repetidamente y me trató como a una esclava. ¡Pero no he perdido la esperanza ni la fe en Cristo! Rezaba todas las noches diciendo: ‘Dios, por favor ayúdame’. También oré por la seguridad de mi familia”, dijo.

Asimismo, su familia se negó a darse por vencido. Nayab tenía mucho miedo de revelar la verdad. Cada vez que fue citada ante el tribunal, dijo que se había casado con Saddam por su propia voluntad. Su familia la humilló por ser de familia cristiana. Hubo momentos en los que pensó en acabar con su vida, pero su fe en Dios le dio fuerzas. En abril de 2023, Nayab encontró la oportunidad de escapar.

Entonces, Nayab recibió ayuda de una mujer musulmana y logró contactar a su padre, y pronto se reunieron. El padre de Nayab presentó una segunda petición ante la Corte Suprema en julio de 2021 después de que el Tribunal Superior rechazara su primera petición y enviara a la niña con su secuestrador.

Sentencia de la Corte Suprema

Al final, la Corte Suprema programó una audiencia para la petición más reciente dentro de dos años, lo que dañó las esperanzas de la familia de recuperar a su hija. Cuando el tribunal finalmente conoció el caso en septiembre de 2023, lo desestimó por considerarlo “infructuoso”, ya que la niña se había reunido con su familia. La decisión abre la puerta a una mayor explotación sexual de las niñas cristianas bajo el pretexto de la conversión religiosa.

“Esperaba que la Corte Suprema escuchara mi historia, pero parece que no estaban interesados. Ahora quiero retomar mi educación y hacer amigos. No tengo más amigos. Incluso le pedí a mi mamá que me dejara cortarme el pelo porque quiero ser como un niño. No es seguro ser niña en Pakistán”, concluyó.

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