El Tribunal Superior del Reino Unido ha acordado criminalizar actividades como la oración y la lectura de la Biblia cerca de una clínica de abortos en Bournemouth.
Christian Concern y un voluntario de 40 Días por la Vida en Bournemouth cuestionaron la validez de la zona de amortiguamiento, impuesta en octubre por el Ayuntamiento de Bournemouth, Christchurch y Poole. Las restricciones se extienden a espacios públicos y residencias privadas, lo que genera preocupación sobre la libertad de expresión. Andrea Williams de Christian Concern anunció que apelará la decisión, enfatizando la importancia de una presencia provida cerca de las clínicas de aborto.
“La libertad de orar en silencio en lugares públicos es fundamental. Nosotros, los voluntarios, nunca haríamos nada que pudiera causar intimidación y acoso. Se utilizaron acusaciones infundadas para desacreditar nuestros esfuerzos humanitarios”, afirmó la voluntaria Livia Tossici-Bolt.
La impugnación legal alegaba que las medidas se impusieron ilegalmente luego de una consulta pública y ampliaron los poderes policiales más allá de lo permitido por la ley. Andrea Williams instó al gobierno a evitar la introducción de zonas de amortiguamiento opresivas en el Reino Unido, destacando el impacto negativo sobre las alternativas al aborto y la importancia de los testimonios provida cerca de las clínicas.
“La testificación pacífica cerca de los centros de aborto es útil para muchas mujeres con embarazos en crisis, ya que ofrece una opción genuina para brindar apoyo. Independientemente de lo que digan las directrices o la ley, arrestar a defensores pacíficos de la vida en estas áreas viola claramente sus derechos humanos”, afirmó Williams.
“Las medidas introducidas por el Consejo de Bournemouth son inquietantes porque impiden que las mujeres accedan a alternativas al aborto. Vemos mujeres eligiendo la vida para sus hijos debido a la presencia de grupos como 40 Días por la Vida fuera de las clínicas. Tras la introducción de las píldoras postales en los abortos domiciliarios, ofrecer ayuda a las mujeres fuera de las clínicas de aborto es una de las pocas salvavidas que les queda a quienes se sienten impotentes y obligadas a abortar”.
“Las zonas de amortiguamiento son una parte opresiva de la cultura actual que fuerza el consentimiento y silencia el disenso. Lo más triste de todo es que realmente estamos hablando de vidas humanas”.