Con casi 30 años, Ruojie* dedicó gran parte de su vida al servicio cristiano, trabajando como maestro en la Escuela Dominical (EBD) durante ocho años y vendiendo Biblias y literatura cristiana. Desde principios de 2023 se ha aventurado a distribuir este preciado material entre los cristianos repartidos por China, una práctica que, pese a no ser ilegal en sí misma, se ha topado con las duras restricciones impuestas por el gobierno comunista. Estas restricciones provocaron su detención, acusado de “operaciones comerciales ilegales”, acusación que, para los cristianos comprometidos, es una expresión más de la persecución religiosa que se intensifica en el país.

Ruojie nació en una familia cristiana y es el mayor de dos hermanos. El hermano menor todavía está en la escuela secundaria, mientras su madre, Chen, sufre la angustia y la incertidumbre que le provoca la detención de su hijo. Recientemente, Li*, un socio cristiano local, visitó a la madre de Ruojie y compartió el dolor que enfrenta al ver a su hijo tratado como un criminal solo por vender Biblias y otros libros cristianos. La impresionante cantidad de más de 20.000 ejemplares encontrados en su casa y en un almacén demuestran el compromiso de Ruojie con el evangelio, pero también fueron el motivo que llevó a las autoridades a arrestarlo.

En China, poseer una Biblia o literatura cristiana no es oficialmente ilegal, pero las barreras para adquirirlas se han vuelto casi insuperables. En 2018, las regulaciones prohibieron la venta de Biblias en línea, restringiendo su venta a iglesias y librerías registradas por el gobierno bajo supervisión estatal. Ruojie, al operar fuera de este sistema, fue acusado de infractor de la ley, lo que demuestra cómo las medidas opresivas afectan directamente a los cristianos que intentan compartir su fe.

Según Open Doors, además de prisión, Ruojie sufrió otro golpe emocional: el fin de su compromiso. Él y su prometida, que también trabajó con él en EBD, planeaban casarse a finales de este año. Sin embargo, tras su arresto, su prometida decidió romper el compromiso, visitándolo en prisión sólo para anunciar la ruptura. La situación dejó a Ruojie devastado, añadiendo peso emocional a la ya difícil situación que enfrenta.

Su madre, Chen*, está profundamente preocupada. En la cultura china, el matrimonio no es sólo entre dos personas, sino que implica la unión de dos familias. La familia de Ruojie, de orígenes humildes y sin posesiones como automóviles o bienes raíces, enfrenta el desafío adicional de superar las expectativas culturales en medio de la persecución religiosa.

Incluso en medio de este oscuro escenario, hay señales de esperanza y perseverancia. Li, el socio cristiano que visitó a Chen, informa que la oración global de los cristianos por los perseguidos fortalece a quienes enfrentan la opresión. Para él, visitar a Ruojie y su familia es una manera de recordar que aunque el mundo parece haberles dado la espalda, Dios nunca los abandona.

*Nombres cambiados por seguridad.

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