Después de sufrir un paro cardíaco y ser resucitado milagrosamente, Richard Palazzolo fue testigo del poder de la oración. La experiencia que él y su esposa Cindy vivieron se ha convertido en un impactante testimonio de fe y sanación, ya que ahora comparten esta historia de esperanza en iglesias y conferencias.

“Sentí como si fueran descargas que me atravesaban los brazos, el pecho, la espalda y el cuello”, recuerda Richard, describiendo los primeros síntomas que lo llevaron al hospital. Su esposa, Cindy, llamó inmediatamente a los servicios de emergencia y comenzó a movilizar a amigos y familiares para orar. “Seguí orando y les pedí a todos que hicieran lo mismo”, dijo.

En el hospital, a pesar de las pruebas y la atención médica, dos días después de ser dado de alta, Richard volvió a sentir los mismos síntomas y volvieron a llamar a la sala de emergencias. Durante el traslado, su estado empeoró, lo que provocó un paro cardíaco.

En este momento crítico, el paramédico Carlos Manríquez, quien lo acompañaba, sintió la necesidad de orar fervientemente. “Señor, necesito su ayuda. Hagan algo para salvar la vida de este hombre”, gritó el rescatista. Entonces Carlos vio suceder lo imposible. “Volvió a la vida y le dije: ‘Acabas de morir y volviste. Esto es un milagro'”, declaró.

Carlos compartió lo sucedido con Cindy, explicando que, en medio de la emergencia, sintió que Jesús se subió a la ambulancia y devolvió la vida a Richard. “Fue un verdadero milagro de Dios”, dijo el paramédico.

Según CBN News, los médicos implantaron rápidamente un marcapasos en Richard y le diagnosticaron espasmos en las arterias coronarias, que restringían el flujo sanguíneo al corazón. Después de cuatro días, Richard fue dado de alta y las oraciones continuaron sosteniéndolo.

Mientras aún se recuperaba, Richard recibió una palabra de un pastor de una iglesia, que afirmaba haber visto el corazón de un hombre en las manos de Dios y profetizó que viviría durante muchos años. Hoy, Richard, junto con Cindy, ha vuelto a su rutina de ejercicios y actividades, listo para acompañar el crecimiento de sus nietos.

La fe de la pareja fue fundamental a lo largo de este viaje. “No estaríamos aquí testificando si no fuera por las oraciones”, dijo Cindy. “No importa a lo que te enfrentes, con Dios nada es imposible”. Richard también expresó su constante gratitud a Dios: “Todos los días doy gracias a Jesús por haberme salvado la vida”.

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