El régimen del Partido Comunista Chino (PCC) está reescribiendo partes de la Biblia en un intento de aumentar su control sobre la religión en el país. El representante estadounidense Mike Gallagher señala que Xi Jinping busca “conseguir que los fieles sirvan al partido en lugar de a Dios”.
Además, en una declaración en el XIX Congreso del Partido en 2017, el dictador expresó su intención de perseguir “la sinización de las religiones chinas”. Xi también destacó su voluntad de “brindar orientación para la coexistencia de religión y socialismo”. Además de intentar controlar la doctrina y la práctica cristianas, el PCCh persigue a otras minorías étnicas budistas y musulmanas.
Según International Christian Concern, el PCC se considera a sí mismo con autoridad absoluta sobre la religión en China. En 2018, el Vaticano llegó a un compromiso con el PCC sobre el derecho a nombrar al clero católico romano en China. Así, múltiples fuentes han advertido que el PCC pretende elegir al próximo Dalai Lama, líder supremo del budismo tibetano.
Reescribiendo la Biblia
Por tanto, obligar a la iglesia a ser sumisa al Estado viola la concepción occidental de libertad religiosa, basada en la comprensión cristiana de la Iglesia y el Estado. Gallagher citó dos casos en los que el PCC reescribió la Biblia. El primero se refiere al relato del Evangelio de Juan en el que Jesús le dice a la mujer sorprendida en adulterio que “vete y de ahora en adelante no peques más”.
Según Gallagher, el pasaje en el que Jesús dice a los escribas y fariseos, “el que de vosotros esté sin pecado, que tire la primera piedra”(Juan 8:3- 11), se modificó en un libro de texto universitario chino en 2020 para terminar con “Jesús apedreando hasta la muerte a la mujer adúltera”.
De manera similar, en la provincia de Henan, las autoridades obligaron a las iglesias protestantes a reemplazar los Diez Mandamientos con “citas de Xi Jinping”, cambiando el primer mandamiento por “Guardaos resueltamente contra la infiltración de la ideología occidental”.