Yasmeen Salama es una mujer que siempre ha demostrado una profunda curiosidad intelectual, equilibrando su identidad entre dos mundos distintos. Nacida de madre cristiana y padre musulmán, Yasmeen creció en un ambiente donde la espiritualidad siempre estuvo presente, pero que también generó muchas dudas y cuestionamientos internos. Criada como musulmana, nunca se le permitió leer la Biblia ni asistir a la iglesia, pero siempre sintió un deseo subyacente de comprender mejor su fe y la de su madre.

A los 14 años, cansada de ser juzgada por sus creencias y de recibir opiniones encontradas de cristianos, musulmanes y ateos, Yasmeen decidió que necesitaba encontrar respuestas por sí misma. Decidida a descubrir en qué Dios creía realmente, le pidió permiso a su padre para leer la Biblia, a lo que él accedió, con la condición de que primero estudiara el Islam. Yasmeen aceptó el desafío y se embarcó en un viaje intelectual de 12 años dedicado al estudio detallado del Islam y el cristianismo.

Según Christian Learning, durante sus estudios, Yasmeen se dio cuenta de que la cuestión central de su búsqueda era la identidad de Jesús. Inicialmente, tenía muchas nociones preconcebidas sobre Jesús, viéndolo sólo como una figura histórica. Sin embargo, mientras leía la Biblia, comenzó a descubrir un Jesús completamente diferente, alguien con quien podía identificarse y establecer una conexión personal.

Yasmeen enfrentó dos barreras importantes en su viaje: su relación con su familia y su propio orgullo. Sabía que seguir a Jesús podía significar perder la aceptación de su familia, algo que no quería decidir a la ligera. Además, Yasmeen no creció en un ambiente de pobreza o quebrantamiento, lo que la hacía sentir que no necesitaba un Salvador. Pero con el tiempo, Dios derribó esa fachada, revelándole la necesidad de Jesús en su vida.

La percepción que Yasmeen tenía de Jesús cambió radicalmente. “Para mí, Jesús ahora es una pregunta muy interesante para mirar hacia atrás y ver cómo era mi percepción de él antes. Y entonces, para mí, sentí que esta era la persona que siempre había conocido. Pero no tenía idea de cuánto me amaba, no tenía idea de cuán personal era. Fue una figura histórica para mí y ahora es un amigo. Ahora él es mi Dios, ahora él es mi rey”, testificó.

Finalmente, Yasmeen decidió dar un paso público en su fe y bautizarse. En uno de los servicios de bautismo de la Iglesia Red Rocks Austin, ella compartió su testimonio y se declaró lista para seguir a Jesús de todo corazón. Este momento marcó el comienzo de una nueva vida para Yasmeen, una vida llena del amor y la presencia de Jesús.

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