En 2019, Sandra Taylor, una mujer de 54 años, se sometió a una cirugía cardíaca para reemplazar una válvula dañada. La operación, inicialmente considerada exitosa y llena de oración, dio un giro inesperado cuando, horas después, su corazón dejó de latir sin explicación médica aparente.
Los médicos lograron reanimarla, pero el tiempo prolongado sin una oxigenación adecuada dejó a Sandra en estado vegetativo. Mientras los profesionales de la salud luchaban por estabilizarla, su esposo, Daniel Taylor, buscó fuerza en la fe. “Fue aterrador ver a mi esposa en esas condiciones. El cuerpo estaba allí, pero ella no parecía estar presente. Aun así, nunca perdí la confianza en el poder de Jesús”, relató Daniel en una entrevista.
Clama por un milagro
Ante el desalentador pronóstico, Daniel movilizó a familiares y amigos para que intercedieran por Sandra. “Llamé a todos y les pedí que rezaran. Sabíamos que la situación era crítica, pero el apoyo de nuestra comunidad de fe nos dio esperanza”, dijo.
A pesar de las oraciones, los médicos advirtieron a la familia sobre las remotas posibilidades de recuperación. “Nos dijeron que no esperaban que sobreviviera. Fue duro escuchar eso, pero decidimos seguir creyendo en un milagro”, explicó Daniel.
Días después, Sandra comenzó a mostrar signos de mejoría que sorprendieron al equipo médico. “Empezó a reconocer a las personas que la rodeaban y a reaccionar con sonrisas. Era algo que nadie esperaba”, dijo Daniel. Una de las enfermeras que siguió el caso comentó: “He visto a muchas pacientes en condiciones similares, y su recuperación ha sido extraordinaria. Solo podemos dar gracias a Dios”.
“Ella es la señora Lázaro”
La recuperación de Sandra fue tan impresionante que los profesionales de la salud comenzaron a llamarla cariñosamente “Sra. Lázaro”, en referencia al relato bíblico de Lázaro, quien fue resucitado por Jesús después de cuatro días de muerte (Juan 11:38-44). “Dijeron que volvió a la vida. Sabía que las oraciones serían contestadas. Fue un milagro”, dijo Daniel.
Cuando recobró la conciencia, Sandra no dudó en atribuir su mejoría a la intervención divina. “Creo que Dios lo hizo por mí. El poder de la oración me trajo de vuelta. Fue un milagro”, testificó.
La historia de Sandra se refiere a pasajes bíblicos que resaltan el poder de la fe y la oración, como Santiago 5:15, que dice: “La oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará”. Para la familia Taylor, la experiencia reforzó su creencia en la soberanía de Dios, incluso en situaciones aparentemente desesperadas.
Actualmente, Sandra continúa su recuperación, compartiendo su testimonio como ejemplo de fe y perseverancia. “Dios ha demostrado que todavía hace milagros. Mi vida es prueba de ello”, concluyó.